La periodista Miriam O'Reilly llevaba 25 años en la BBCL como presentadora y tenía 53años cuando la despidieron. La empresa negaba la discriminación por la edad por el hecho de ser mujer, pero durante la vista del caso, en noviembre pasado, O'Reilly explicó varias anécdotas que acabaron convenciendo al tribunal. Por ejemplo, relató que el año anterior a su despido, uno de los productores del programa le dijo que tenía que "tener cuidado con las arrugas cuando llegue la alta definición" y que se avecinaban "tiempos de crisis" en su carrera en la BBC.
O cómo un cámara, con la mejor de las intenciones, le ofreció un día utilizar un spray de tinte negro para ocultar sus canas. "No creo que a un hombre le hubieran tratado de esa manera", opina ella.
O cómo uno de los directores del programa le dijo un día que había llegado el momento de echar mano del botox.
Más información en elpais.com del 11-1-11
Enhorabuena por la victoria y por el valor de denunciarlo. ¡Cuanto camino nos queda por recorrer!!!
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Lo cierto es que hoy en dia lo que vende es que seamos guapos y guapas,físicamente hablando, claro, con unos cuerpos perfectos y una sonrisa que enamore. Hace dias me fui a dar una vueltecita por unos grandes almacenes, y no veas como se nota la diferencia entre los dependientes a las dependientas. Ellos, tanto jóvenes como menos jóvenes, algunos con su tripita.., en fin. Ellas, la gran mayoria mujeres jóvenes, con esa planta, super maquilladas, esos cuerpecitos...en fin, que le vamos hacer...creeis que nosotras mismas caemos en la trampa? o nos vemos obligadas a ello para optar a un puesto de trabajo vista al público?
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario que nos parece muy interesante y muy sensible a las desigualdades de género.
ResponderEliminarSobre la pregunta que dejas abierta, pensamos que en parte caemos en la trampa y en parte vivimos en la sociedad que nos ha tocado y queremos trabajar. Pero como tú y como la periodista de la noticia, cada vez somos más conscientes de la necesidad de un equilibrio entre la buena presencia y ser un o una maniquí.